jueves, 13 de marzo de 2014


 Marcos Perez Jimenes


El gobierno de Marcos Pérez Jiménez fue una dictadura muy personalista. Se persiguió y encarceló a todos los opositores, principalmente adecos y comunistas, por medio del Servicio Secreto llamado "Seguridad Nacional" dirigida por Pedro Estrada. Sin embargo, el gobierno inició un extenso programa de obras públicas y su política económica, ayudada por el auge petrolero, muy acertada incrementando la riqueza y el bienestar del país. Es en esa época que se realizaron la autopista Caracas - La Guaira, la ciudad universitaria, las torres del Silencio, el teleférico del Ávila, el teleférico de Mérida, la autopista Tejerías - Valencia y la urbanización dos de diciembre (hoy en día 23 de enero).

     El desgaste del gobierno fue progresivo. A la oposición de los estudiantes, se unió la de los profesionales, grupos económicos y la misma iglesia, a través de una famosa pastora del Arzobispo de Caracas, Monseñor Rafael Arias Blanco, quien criticó al gobierno por la mala situación que vivían los obreros y los campesinos, a pesar de la riqueza que estaba registrando Venezuela.

     En noviembre de 1957, Pérez Jiménez anunció que en vez de realizar elecciones libres, se convocaría un referéndum para decidir su reelección. La oposición pidió al pueblo que se abstuviera de participar en esa farsa electoral, que no era más que un fraude. Empezaron las huelgas generales, las manifestaciones y el descontento generalizado, causando la huída de Marcos Pérez Jiménez y la consecuente caída de su gobierno el 23 de enero de 1958.
Terminaba así una nueva etapa de la historia de Venezuela, dando paso a la democracia.

Muerte De Ezequiel Zamora

152 años se cumplen hoy de la muerte del general Ezequiel Zamora, víctima de un  disparo traicionero desde el campanario de la iglesia, cuando se encontraba en San Carlos (Cojedes), asediando a los restos derrotados del ejército de la oligarquía conservadora.

Jefe indiscutible del Ejército Federal, Zamora hizo de la guerra entre los conservadores y liberales en un amplio movimiento popular liberador, que levantaba las banderas de la liquidación de la oligarquía y la entrega de la tierra a los campesinos. Los historiadores le han atribuido cualidades propías del héroe popular: valentía, constancia indomable y, como él mismo decía, horror a la oligarquía.

Ezequiel Zamora había nacido en la población de Cúa, estado Miranda, el 1º de febrero de 1817. Aunque no pudo desarrollarse del todo académicamente, pues desde joven debió  trabajar para ayudar al sostenimiento de su familia, el haber aprendido a leer y escribir le valió mucho, porque le permitió tener contacto con las ideas políticas y entender la doctrina del Partido Liberal, leer acerca de la Historia Universal e informarse sobre la constante lucha de los pueblos por alcanzar la libertad.

Dedicado originalmente al comercio de víveres, su relación con el pueblo le hizo comprender el descontento social ante la crisis económica que asolaba al país desde la guerra de la independencia y, acogiendo las propuestas de Antonio Leocadio Guzmán, se une a él, convirtiéndose en el Jefe regional de los Liberales. El 7 de septiembre de 1846 Zamora se alza en Guambra, proclamando las consignas “Tierra y hombres libres” y “Respeto al Campesino y Desaparición de los Godos”, lo que le haría ganar la devoción popular y el nombre de «General del Pueblo Soberano».

Bajo la dirección de Ezequiel Zamora, la campaña del Ejército Federal condujo a sucesivas derrotas de los godos en 1859. El 10 de diciembre de ese mismo año, en la batalla de Santa Inés (Barinas), quedaron diezmados los conservadores, y se abrió el camino hacia Caracas y la victoria definitiva. Después de Santa Inés, Zamora se dirigió hacia el centro del país a través de Barinas y Portuguesa, pero antes de aproximarse a Caracas resolvió desalojar a los restos conservadores de la ciudad de San Carlos.

Durante las acciones para la toma de la plaza, mientras dirigía una operación de aproximación a las trincheras enemigas, recibió un balazo en la cabeza disparado por un francotirador colocado en el campanario de la iglesia. El asesinato de Zamora fue producto de una conjura fraguada por la oligarquía conservadora, que se valió de una traición dentro de las filas liberales.

Su inesperado deceso cambió el rumbo favorable que llevaba la guerra para los federalistas y produjo la pérdida de quien para muchos fue el más importante líder popular del siglo XIX venezolano. Sus restos fueron trasladados a Caracas y colocados en la iglesia de la Santísima Trinidad, actual Panteón Nacional, el 13 de septiembre de 1872.

Juan Vicente de Bolívar y Ponte Andrade 

 (solicitante del marquesado de San Luis)1 (La Victoria, 15 de octubre de 1726 - Caracas, 19 de enero de 1786). Sus padres fueron el político aragüeño Juan de Bolívar y Martínez de Villegas y la caraqueña María Petronila de Ponte Andrade y Marín. 2 Al parecer, él descendía de colonos españoles originarios, parcialmente, de las islas Canarias que, por lo que se ha podido comprobar, tenían sangre guanche.

Tal día como hoy, hace 226 años, falleció en Caracas, Juan Vicente Bolívar y Ponte, Padre del Libertador Simón Bolívar. Fue un activo propulsor de la independencia de Venezuela desde 1782 cuando, en compañía de Martín Tovar y el Marqués de Mijares, escribió a Miranda pidiéndole que viniera a salvar a sus paisanos de la tiranía española.
Nacido en La Victoria, estado Aragua, el 15 de octubre de 1726, antes de cumplir 17 años intervino en acciones armadas que tuvieron lugar en la Guaira, a comienzos de 1743, en defensa de aquel puerto, duramente atacado por una escuadra inglesa, comandada por el Comodoro Knowles.

Juan Vicente  Bolívar heredó una importante fortuna, la cual acrecentó luego con su actividad. En 1759 fue nombrado Teniente del Gobernador, Corregidor, Cabo de Guerra y Juez de Comisos en los pueblos de La Victoria y San Mateo. Fue en este período cuando organizó las milicias de pardos. En julio de 1768 fue designado Coronel del batallón de Milicias Regladas de los Valles de Aragua. El 1º de diciembre de 1773 contrajo matrimonio con María de la Concepción Palacios, con quien procreó cinco hijos: María Antonia, Juana, Juan Vicente, Simón y María del Carmen, fallecida al poco tiempo de nacer.

El padre del futuro Libertador fue el primero de los Bolívar en manifestar su descontento con el trato desigual que el régimen español daba a los criollos. En unión de Martín Tovar y del Marqués de Mijares, escribió una carta a Francisco de Miranda, en la cual le comunicaba su firme repulsa a los constantes tributos impositivos que ordenaba el Intendente español José de Abalos, y por la conducta del Ministro Galves, quien desde Madrid limitaba cada vez más la libertad de acción de los criollos, sometiéndolos a diversas clases de menosprecio.

En esa carta, aquellos tres rebeldes ofrecían a Miranda todo el apoyo necesario para que en nombre de ellos y de toda la Provincia de Venezuela, pactase y contratase con pleno poder y consentimiento, con el fin de buscar el apoyo de aquellas potencias extranjeras que tuvieran a bien auxiliarlos para conseguir la liberación de lo que calificaban como un maldito cautiverio.

A los 49 años, cuando su hijo menor, Simón Bolívar, tenía apenas dos años, Juan Vicente Bolívar falleció, el 19 de enero de 1786.
 
Muere Jose Felix Rivas 
El 31 de enero de 1815, tras haber sido capturado y sometido a numerosas vejaciones por parte de sus captores, fue fusilado en la Plaza Mayor de Tucupido, estado Guárico, José Félix Ribas, general en jefe del ejército libertador, héroe de nuestra independencia y uno de los más grandes patriotas de nuestra historia.
Durante la independencia participó en numerosas batallas, pero el episodio más importante fue el de la Batalla de La Victoria (12 de febrero de 1814) en donde logró parar a las fuerzas realistas de José Tomás Boves con unas tropas poco experimentadas, formadas principalmente por jóvenes estudiantes y seminaristas que Ribas había logrado reclutar y en cuyo preámbulo pronuncio la famosa arenga: «No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer».
Después de esta batalla, junto con José Francisco Bermúdez ofreció una resistencia heroica al jefe realista Francisco Tomás Morales en Maturín, fueron derrotados. Huyó con un sobrino y un criado, con el objetivo de replegarse tácticamente para preparase y seguir dando la batalla.
Ribas había oído que en Barquisimeto estaba el general Rafael Urdaneta con un buen número de efectivos militares y que se encontraba fortalecido, de manera que hacia allí había encaminado sus pasos con la idea de conseguir elementos de tropas y seguir peleando, y después de haber recorrido un largo camino llega a un sitio cercano a un poblado llamado Jácome, a unos 20 kilómetros de Valle de la Pascua, allí decide enviar al baquiano Concepción González a buscar provisiones. Este hombre en el poblado se encuentra con algunos parientes suyos y le cuenta lo que ha sucedido, la respuesta que recibe es que lo que está haciendo es muy peligroso y que si lo agarran en compañía del general Ribas sería hombre muerto. Este argumento hace preocupar al baquiano y después de pensarlo bien y creer en la posibilidad de obtener una buena gratificación monetaria denuncia al héroe de la Campaña Admirable, quien es apresado en el sitio en que aguardaba su regreso, en tanto que el sobrino y su criado fueron asesinados en el lugar.
Ribas pide le lleven ante un general español y es trasladado hasta el poblado de Tucupido, estado Guárico, donde un teniente de apellido Barrojola, que conoce de la valentía y carácter indómito del general Ribas, ordena su muerte inmediata por considerarlo sumamente peligroso.
El cuerpo del general José Félix Ribas es despedazado y cada brazo con su respectiva mano es colgada en árboles que bordean el camino real, de igual manera sus miembros inferiores. Su cabeza frita en aceite es enviada a Caracas a donde llega el 14 de marzo de 1815 y es exhibida en la Plaza Mayor durante dos semanas.
Desde el 19 de septiembre de 2005, en el 230 aniversario de su natalicio, reposa en el Panteón Nacional un cofre con sus restos simbólicos.
Sin duda, nuestra lucha por la emancipación no puede ser contada sin la participación heroica de José Félix Ribas, que hoy sigue siendo ejemplo e inspiración para las luchas que hoy seguimos dando los patriotas, hoy más que nunca es necesario reivindicar el coraje y lealtad a los ideales de José Félix Ribas, hoy más que nunca no podemos optar entre vencer o morir, hoy, necesario es vencer.

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